viernes, 30 de septiembre de 2011





Con la intención matemática de suspender un examen de matemáticas. Porque oye, yo de números si se, que te calculo del derecho y del revés los ángulos exactos entre tu cara y mi abdomen cuando... pero no me hables de fórmulas matemáticas cuando no encuentro la jodida que me insufle alegria por todas las putas venas que tengo muertas desde que te giraste. Ibas desganado hacia el 'mañana sin ti' con la chaqueta roja desgastada tras levantar la mano en dirección hacia mi.
Y ¿qué te digo yo, mi vida? Que mañana tengo que levantarme pronto y de mal humor. Me toca los cojones todo y me alegro por nada, pero nada dura porque tienes a la puta de la Cordura contigo. Dale recuerdos de mi parte, dila que me perdona, que nunca nos hemos llevado bien, pero que mi desnivel mental es por costumbre y arte propio no por desgaste voluntario. Que los hijos de la gran puta que me hirieron... no he vuelto a saber de ellos. Y de los otros yo ya no se, no me acuerdo de nada desde que te conocí.

jueves, 29 de septiembre de 2011

8L3S



Llévame a cenar. Sácame a bailar. Juega y ríete conmigo. Llévame la contraria en todo. Dime que estoy preciosa veinte veces seguidas. Cómete la cabeza por haberme dejado escapar. Pasa 24 horas conmigo. Y 24 más. Y 24 más. Y así hasta que llegué el momento de irme. Llévame a la playa. Toma el sol conmigo. Hazme cosquillitas de esas que solo tú sabes. Hazme reír. También llorar. Cógeme de la mano. Salta conmigo. Enséñame el atardecer desde la torre más alta. Quiéreme incluso más que hasta ahora. Y haz lo posible para olvidarme. Retirame el pelo de la cara. Cógeme la mano. Y haz el intento de besarme. Pero no lo hagas, no me beses. Por qué la única regla de este juego es esa: si me besas, pierdes. Y los dos sabemos que es inevitable no hacerlo.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Manejaba a la perfección el arte de la huída hacia delante.

Quiéreme lo que dura un polvo si quieres, pero quiéreme de verdad. Será lo más sincero que tengas de mi en tu vida, y lo sabes. Así que olvidémonos del amor capitalista, ese que viene con grandes promesas, niños, casa y perro y con el "te quiero porque no quiero estar solo". Si ese es el mayor beneficio que eres capaz de obtener, vas de cabeza a la bancarrota. Yo no quiero inversiones a largo plazo porque suelen acabar con el corazón en quiebra. La ley del deseo siempre acaba imponiéndose y eso es lo único que necesitas saber en este momento porque es la única moneda de cambio que va a servirte conmigo.

viernes, 23 de septiembre de 2011



Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: «Ella no está». Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer. 
Estar fuera adrede todo el día para no esperar inútilmente junto al teléfono. 
Cuatro mensajes, cuatro llamadas recibidas. Cuatro posibilidades, Cuatro esperanzas. 
Su voz, la idea de que a mi tambien me eche de menos, de poder en un instante volver atrás, a entonces, volver a empezar... Sueño cada día por un instante. 
La escucho con una sonrisa. Pero no puedo mentir, no a mí mismo. No era ésa la llamada que esperaba. no es un cumpleaños sin su voz. 







martes, 20 de septiembre de 2011


Incapaz de estar alrededor de ella y no desear tocarla Te faltan huevos para decirle que no a cualquier cosa que te pida Asúmelo, es superior a todas tus fuerzas no olvidarlo todo cuando te coge de la mano y te arrastra hacia su vida. Aunque lo intentes no puedes evitar sentir un escalofrío cuando roza sus labios con tu cuello y acaba con un leve susurro, consigue volverte completamente loco cuando se desliza encima tuyo y sientes que la controlas. Por mucho que lo intentes sabes que ella tiene esa jodida facilidad para hacerte sentir bien, sabes que cuando la ves quitarse poco a poco la ropa necesitas a alguien que te recuerde que el puto mundo sigue girando.



viernes, 16 de septiembre de 2011


Lo peor de conseguir algo que llevas queriendo tanto tiempo es que cuando te alejas de él, no puedes evitar echarlo de menos. La mayoría del tiempo ocupa tu mente, haciendo que las horas pasen despacio y que volver a tenerlo cerca se haga cada vez más largo.
Y echo de menos todo de ti, tus buenos días, tus buenas noches, que vengas por detrás y me abraces cuando menos me lo espero, que veamos el amanecer desde la ventana, tumbarnos en la playa para ver las estrellas, los besos con sabor a la sal del mar, que me cojas y me tumbes en la arena, las cosquillas en el sofá, que me acaricies mientras duermo, que me pongas la piel de gallina, que no dejes en paz mi oreja, que me muerdas el cuello, que te preocupes por mí, que me cuides, que de repente me toque un pie por debajo de la mesa, que hagamos Titanic en la terraza, ver tus caritas mientras duermes, TU SONRISA, que siempre quieras hacerme reír y sobre todo que me digas que me ves más feliz y que eso es lo que te gusta.
Te echo de menos a ti, con todas tus cosas

jueves, 1 de septiembre de 2011











Me apetece tumbarme sobre ti, besarte y permanecer así un rato, o toda la vida si pudiéramos. Intercalando besos y palabras. Y suspiros. Y silencios. Sintiéndote conmigo. Me apetece cogerte de las manos y jugar con ellas mientras te hablo y me rio. O te hago reír a ti. Me apetece hacerte rabiar, que me llames "tontita". Y que luego sea yo la que te llame "tontito" a ti. Me apetece preguntarte cuánto me quieres, aunque me lo repitas continuamente. Y decirte que yo te quiero más. Me apetece morderte. Ponerte nervioso. Tocarte. Llenarme de ti. Bañarnos juntos. Quiero abrazarte y pensar en ese momento, que nunca te soltaré. Ni que tú me soltarás. Porque siempre estaré abrazándote. Con mis palabras. O con mis brazos. Pero siempre cogida a ti. Para no dejarte escapar. Me apetece también escuchar tu corazón y acariciarte mientras cierro los ojos. Me apetece llorar de felicidad y que me seques las lágrimas cuidadosamente. Me apetece mirarte a los ojos y decirte que te amo. Me apeteces tú. Y cuando digo eso, también incluye todo lo anterior.