Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: «Ella no está». Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer.
Estar fuera adrede todo el día para no esperar inútilmente junto al teléfono.
Cuatro mensajes, cuatro llamadas recibidas. Cuatro posibilidades, Cuatro esperanzas.
La escucho con una sonrisa. Pero no puedo mentir, no a mí mismo. No era ésa la llamada que esperaba. no es un cumpleaños sin su voz.
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