lunes, 24 de septiembre de 2012


Pasar, no pasa ni el tiempo. No pasa nada si pasa de todo. Y si pasa de todo, haremos como si nada... Por decir, te diré que tengo ganas de tus ganas, de decirte "venga" y que me digas "vale". Que me hables en mayúsculas de excesos y cristales empañados... Saber, sabía poco de ti por aquel entonces. Que eres más de rotos que de descosidos. Que eras más de impulsos que de casualidades. Y por hacer, harías mil historias de noche, pero de noche no me harías el amor... Perder, no perdí ni los pantalones. Perdí la cabeza y más tarde, te perdiste tú.
Que eres obsesión. Que fuiste julio y eres noviembre. Que si por alguna casualidad apareces mañana, te diré que yo soy más un descosido que un roto. Que las casualidades existen. Que estás a un vestido y media cremallera de seducirme, y que te dejo que me cuentes mil historias si después me haces mil veces el amor. Tú di "vale", que de los cristales empañados, ya me encargo yo.



Me hizo sentir como una auténtica yonqui, con la misma dependencia que los drogadictos necesitan cada día su droga. Había veces que ni dormía, sólo esperaba a que él apareciera, con su mirada y su media sonrisa. Las ansias de sentirle ni me dejaban vivir. Había mañanas que parpadeaba infinitas veces y despúes, me apoyaba sobre su pecho para comprobar que era verdad, que estaba allí, conmigo. Nos emborrachábamos de besos y viviámos de impulsos recién salidos del corazón. Y sí, puede parecer que ahora mismo esté de pie, pero mis rodillas seguirán temblando.